EQUINOTERAPIA PARA PERSONAS CON TRASTORNO DE ANSIEDAD

La mayoría de la población piensa que las personas que se pueden beneficiar de los tratamientos en un ambiente natural, como la equinoterapia, son las que tienen diagnósticos de autismo (TEA), TDA/H, Síndrome de Down, retrasos en el desarrollo o parálisis cerebral.

Sin embargo, todavía se desconoce, sobre todo por la escasa investigación científica, el importante crecimiento a nivel emocional que puede aportar el caballo y la terapia con animales a personas con ansiedad y con trastornos relacionados.

Las terapias asistidas con animales acostumbran a utilizar perros, gatos o incluso delfines, para lograr fines terapéuticos. Pero con el caballo también se pueden alcanzar metas de gran importancia y a corto plazo, creando una conexión con el animal y sintiendo que tiene actitudes muy parecidas a las del ser humano, como los comportamientos receptivos y sociales, incluidos los instintos de libertad, curiosidad y juego.

Muchos de los pacientes con trastorno de ansiedad u otros trastornos relacionados que nos contactan, nos comentan que no están muy satisfechos de la terapia tradicional y aquellos que comienzan tratamientos suelen abandonar por diferentes razones. Sin embargo, la equinoterapia utilizada correctamente, junto con otros tipos de intervenciones, puede ser eficaz y por tanto, una opción revolucionaria.

La ansiedad se puede manifestar de formas muy diferentes, algunas son más comunes y visibles, y otras más ocultas y disfrazadas. La manifestación, depende en gran medida de las características del paciente, de su etapa de desarrollo cognitivo y emocional y de su historia socio-cultural. Cada uno reacciona a las situaciones de la vida diaria como mejor sabe o como ha aprendido desde pequeño a través la relación con los padres y los distintos modelos educativos. Está en la habilidad del terapeuta, poder leer los síntomas del trastorno de la mejor manera posible, para poder sacar de cada paciente sus virtudes y optimizarlas, y que la persona aprenda nuevas estrategias y alternativas para enfrentarse a las dificultades cotidianas o las situaciones que le generan ansiedad.

¿Cómo sería posible conseguir todo esto con el caballo?

En primer lugar, es muy importante planificar un trabajo terapéutico que no sea solamente montando a caballo, si no que prevea un planteamiento de sesiones también en la cuadra con tareas de cuidados. De hecho, es una parte fundamental del tratamiento que el paciente tome confianza con el animal también pie a tierra, tocándole y cuidándole; sintiendo el calor del cuerpo del caballo, las diferentes texturas del pelo, viéndose capaz de poder acercarse al animal con la justa carga emotiva, sin estar nervioso, ni tener miedo, aprendiendo a autorregularse tanto a nivel emocional como a nivel conductual.

Puesto que el caballo es un animal grande al que muchas personas le tiene respeto, trabajar a nivel emocional permite al paciente enfrentarse al desafío a través la comunicación no verbal, la misma que estas personas suelen utilizar para evitar exteriorizar sus problemas, sus miedos y sus ansiedades en otras situaciones.

Los caballos como las personas, más aún aquellas que sufren trastornos de ansiedad, sienten el peligro y ante él, su primera respuesta de actuación es la huída. Todos experimentamos situaciones temerosas o fuera de nuestra zona de confort en algún momento, pero debemos ayudar a los pacientes a reducir la respuesta ansiosa y reducir los pensamientos automáticos de evitación o huída, fomentando su autoestima. Esto es posible respetando los tiempos de cada persona, observando modelos positivos y dejándonos contagiar de la tranquilidad del animal.

El estrés se puede describir como una respuesta fisiológica del organismo humano a situaciones percibidas como amenazantes, donde el individuo actúa con mecanismos de defensa para afrontarlas como, por ejemplo, aceleración del corazón, nervosismo, sudoración, inquietud…

Elegir una nueva actividad como cuidar un caballo, aprender sobre él, conocerle y montarle, aporta cierta sensación de dominio, que genera en el sistema nervioso central un proceso químico de liberación de endorfinas necesarias para la relajación y la sensación de bienestar.

Debido al malestar que les genera, los pacientes con frecuencia, evitan los quehaceres u otras responsabilidades que les producen sufrimiento, pero con la ayuda del terapeuta y del caballo, pueden experimentar nuevas conductas, de manera tal que no se perpetúe su ansiedad al pensar en regresar a esas actividades.

Trabajando, tanto a nivel físico como a nivel cognitivo, la coordinación, la planificación y la comunicación activa, se ayuda a la persona a desviar su atención de su ansiedad comenzando por  buscar una estructura que fomente un sentimiento adecuado de responsabilidad y la haga sentirse capaz de llevar a cabo las tareas y enfrentarse a los retos.

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Con los niños que sufren de ansiedad se puede utilizar la narración y los juegos de imitación o de rol para potenciar la empatía y facilitar la creación de relaciones. Se pueden inventar historias que incluyan al caballo, y atribuirle sentimientos para trabajar las emociones y ofrecer herramientas para mejorar las habilidades cognitivas, de imaginación, de creatividad y de lenguaje del menor. Es importante, respetar siempre sus tiempos, sin forzar las respuestas o actuaciones, afrontando las dificultades de forma progresiva.

Para lograr un buen nivel de confianza y autoestima, necesarios para enfrentar la ansiedad que sufren estas personas, se añade también en las sesiones de terapia ecuestre, la parte de montar a caballo.

Gracias al contacto con el animal y su calor corporal, es posible alcanzar una distensión y relajación muscular, favoreciendo una sensopresión táctil que, según algunas teorías, simula el calor materno y, junto al movimiento rítmico del caballo, produce una sensación de seguridad y protección, favoreciendo la aceptación y confianza hacia los demás y a uno mismo. Además, el paso del caballo permite una trasmisión de impulsos rítmicos por la columna vertebral del paciente hacia la cabeza, facilitando un enderezamiento del tronco y generando reacciones de equilibrio.

En definitiva, estar luchando todos los días contra el estrés implica un deterioro tanto a nivel psicológico y emocional, como a nivel físico. Sin embargo, gracias a la equinoterapia las personas con trastorno de ansiedad pueden logran una condición de bienestar a través de una relación con el caballo.

Artículo realizado por Laura Hernández