INTELIGENCIA EMOCIONAL Y EQUINOTERAPIA

¿Podemos mejorar nuestra inteligencia emocional gracias a la equinoterapia?

Siempre hemos oído decir que una persona inteligente es aquella que saca buenas notas en el colegio, instituto, universidad…y tiene éxito en la vida, algo directamente ligado al cociente intelectual. Pero nos olvidábamos de una parte de la inteligencia muy importante que entra en juego a lo largo de toda nuestra vida, la inteligencia emocional.

Afortunadamente, cada vez se tiene más en cuenta la importancia de las emociones en nuestro día a día, en nuestras relaciones con otras personas y en nuestro bienestar, y vemos cómo empieza a cobrar importancia la educación emocional dentro de diversos contextos (hogares, colegios, actividades…).

Pero, ¿qué es la inteligencia emocional? La Inteligencia Emocional es la capacidad de percibir los sentimientos propios, los de los demás, distinguir entre ellos y servirse de esa información para guiar el pensamiento y la conducta de uno mismo.

Por lo tanto, podríamos decir que alguien emocionalmente inteligente sería aquella persona que contara con las siguientes aptitudes:

  1. Capacidad para percibir las emociones de forma precisa (¿qué estoy sintiendo yo?, ¿qué están sintiendo los demás?).
  2. Capacidad para comprender las emociones, especialmente el lenguaje de éstas (¿por qué estoy sintiendo lo que siento?, ¿por qué la otra persona se siente así?).
  3. Capacidad para regular las propias emociones y las de los demás (“controlar” tus emociones y poder llegar a modificar las de los demás).
INTELIGENCIA EMOCIONAL Y EQUINOTERAPA

Una persona emocionalmente inteligente es capaz de gestionar satisfactoriamente las emociones de forma consciente para relacionarse de forma más positiva con los demás y sentirse mejor consigo mismo, lo que repercute directamente en diversos ámbitos de nuestra vida (salud, relaciones, escuela, trabajo, etc.). Qué importante, ¿verdad?

Pero, ¿cómo podemos trabajar la inteligencia emocional mediante la equinoterapia?

A continuación, os damos algunos ejemplos de cómo trabajamos algunos objetivos para mejorar la inteligencia emocional con ayuda de nuestros caballos:

  • AUTOESTIMA

Tener una buena autoestima es clave para velar por el bien de uno mismo, para querernos como somos, además de ser la encargada de mantener una estabilidad emocional.

La autoestima es la encargada de evaluar nuestro bienestar y a su vez tiene una repercusión en áreas del desarrollo social, emocional, intelectual, conductual y escolar.

El trato con nuestros caballos conlleva un amor incondicional, ellos nos quieren tal y como somos, no les importa nuestro peso, nuestra forma de hablar, el tamaño de nuestra nariz o nuestro color de pelo. Serán nuestros amigos si les tratamos bien y a cambio recibiremos el amor más puro que existe.

Gracias a este vínculo, conseguimos mejorar la autoestima de personas que lo necesitan, sintiéndose éstas parte de algo importante, sintiéndose queridos y aceptados, tanto por los animales como por las terapeutas y voluntarios.

El trabajo constante con los caballos, aprender a entender su lenguaje y, desde el respeto, llegar a controlarlos mediante la equitación terapéutica, les hace sentirse capaces, y esto acarrea unos beneficios a nivel emocional que se traducen directamente en una mayor autoestima en la mayoría de los casos.

  • EMPATÍA

Entendemos la empatía como la capacidad de situarnos en el lugar de la otra persona para entenderla, no necesariamente compartiendo su opinión o punto de vista. Una persona empática es capaz de percibir las emociones de los otros y también comprenderlas, aunque no sea ella quien las siente.

Algunas de las ventajas que nos aporta trabajar la empatía es que fomenta conductas prosociales, muy necesarias en el progreso desde la infancia, permitiendo el desarrollo de una personalidad adecuada para mantener una calidad de vida óptima, evitando, por ejemplo, comportamientos o estilos de comunicación agresivos o la introversión, entre otras cosas.

En nuestras sesiones, siempre mediante la intervención de las terapeutas, trabajamos la empatía desde diferentes ángulos ya que la equinoterapia nos permite no sólo aprender a empatizar con otras personas (terapeutas, voluntarios, otros usuarios…) si no también con los caballos. Aprendemos a leer sus emociones y a entender cómo se pueden sentir frente a los diferentes estímulos y sucesos que se van dando en las terapias, y cómo nosotros podemos actuar para que estén tranquilos y se sientan bien con nosotros.

Empatizar con seres, a priori, tan diferentes a nosotros, nos ayuda a generalizar esta capacidad a las personas que nos rodean.

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  • RECONOCIMIENTO DE EMOCIONES

Ser capaz de reconocer diferentes emociones (dibujos, fotografías, expresiones faciales…) y saber clasificarlas es un paso previo muy importante para comprenderlas y poder llegar a gestionarlas correctamente. Gracias a la motivación extra que nos otorga la compañía de nuestros caballos, este trabajo se vuelve un juego.

No debemos olvidar, que la tranquilidad y comodidad que les proporciona a los usuarios el trabajar de esta manera (mediante juegos, en un contexto muy distendido, al aire libre, con los caballos, en muchos casos sus mejores amigos) descontextualiza drásticamente la terapia y la sensación de trabajo y esfuerzo que podrían sentirse en otras condiciones, por lo que los objetivos son más fáciles de cumplir y ellos se sienten más cómodos y menos juzgados, lo que facilita enormemente la expresión emocional.

Después de esta breve introducción sobre qué es la inteligencia emocional y su relación con la equinoterapia, creemos que la pregunta que planteábamos al principio puede quedar contestada: sí, podemos mejorar nuestra inteligencia emocional gracias a la equinoterapia. Trabajar con animales nos abre a los profesionales un abanico enorme de posibilidades para poder explorar el mundo de las emociones y sumergirnos en él de una forma divertida y sana.

Artículo realizado por Laura Hernández