EQUINOTERAPIA PARA NIÑOS CON MUTISMO SELECTIVO

Esta semana, Elena psicóloga de la Asociación Al Paso, cuenta su experiencia con uno de los casos que mayor evolución hemos podido comprobar en menos tiempo dentro de la equinoterapia para niños con mutismo selectivo.

Fran (nombre ficticio) de 6 años, comenzó con nosotras en septiembre 2018. Es un niño con grandes capacidades cognitivas, intelectuales y una relevante empatía hacia los demás, que la expresa desde el principio a través de la relación con el caballo.

 Los primeros días hablaba sólo con los padres y cuando no había desconocidos alrededor. En situaciones donde había más gente se bloqueaba, aparecía el silencio y buscaba el contacto y protección de los padres.

 Durante las sesiones, conmigo no hablaba ni expresaba emociones como por ejemplo alegría, a pesar de que los juegos que le proponía sabía gracias a los padres, que eran divertidos para él y le gustaba hacerlos con el caballo.

Decidimos comenzar con Fran realizando sesiones de hipoterapia para poder trabajar el bloqueo, sin que él pudiera sentirse presionado a realizar actividades que no se viera todavía con suficiente confianza para hacerlas y que le provocaran incomodidad pudiendo dar como resultado una inhibición mayor, dado que era una situación social desconocida y poco familiar. Sin embargo, a pesar de lo complicado que pudiera resultarle los ejercicios que le proponía, participaba activamente en los juegos y respondía a mis preguntas con movimientos de cabeza para negar o para afirmar.

Las primeras sesiones de equinoterapia fueron muy importantes para poder crear un buen vínculo y dar pie a una apertura comunicativa con Fran. Para ello, el equipo de Al Paso decidió que lo mejor era quedarnos solos trabajando en la pista sin voluntarios ni alumnos que pudieran cohibirle. De esta manera fuimos generando un espacio familiar e íntimo, donde trabajar la confianza, sus miedos, los tiempos de respuesta y sus primeras interacciones con el caballo diciéndole “andando” para que anduviera y empezar hablarme diciendo “si/no”.

Algunas de las actividades que realice con Fran durante las sesiones de equinoterapia fueron juegos de mímica y sonidos, utilizando una herramienta de intervención llamada “termómetro de la voz”. Con esta herramienta hablaba con diferentes tonos de voz dependiendo del animal o del objeto que había que imitar. El termómetro de la voz lo fui introduciendo en otros juegos al ver que a Fran le resultaba más fácil interactuar de esta manera. Viendo los buenos resultados y los beneficios que le aportaban (se le veía más seguro y con mayor predisposición a interactuar) poco a poco lo fui utilizando para incluir a otras personas que no conocía (voluntarios, alumnos de practicas, compañeras de trabajo), de manera que pudiese interactuar con ellos y trabajar el desarrollo de habilidades sociales y el control emocional y de la ansiedad. Poco a poco fue abriéndose al grupo y atreviéndose a repetir frases que yo le sugería, logrando que mantuviera el contacto visual fijo conmigo, para más adelante conseguir que respondiera el sólo a las preguntas de los demás mirándolos directamente a ellos.

 Después de ver el vínculo tan fuerte que había creado Fran con el caballo y la motivación y relajación que le suponía estar en contacto con él, decidimos hacer algunos días de trabajo en la cuadra para que pudiera relacionarse con el caballo de otra forma y trabajar el contacto directo con el animal ayudándole a desarrollar sus capacidades a nivel sensorial y emocional en diferentes entornos.

Desde el principio ha sido un trabajo donde había que transmitir al niño mucha confianza, haciéndole sentir seguro, pero evitando conductas sobreprotectoras para promover su autonomía, respetando su zona de confort (física y psicológica), trabajando también autoestima y confianza en si mismo e intentando disminuir la ansiedad a la hora de hablar.

 Todos los objetivos están siendo posibles de alcanzar gracias al vínculo que ha establecido con el caballo, parte fundamental de las sesiones de equinoterapia para Fran. El caballo ha supuesto desde el comienzo la vía que ha permitido llegar a él sin que le resultara una obligación tener que interactuar conmigo. La relación se ha ido fortaleciendo, de manara que ahora es capaz de hablar con parte de equipo de forma espontánea y con tiempos de respuesta cada vez más cortos. Además, poco a poco estamos consiguiendo que hable algunas palabras con compañeros de su edad que vienen a la misma hora que él a hipoterapia.

 Los padres de Fran nos comentan que están muy contentos con el progreso que están viendo y que gracias a la equinoterapia están experimentando mejorías en varios contextos sociales a los que se enfrenta como pueden ser la escuela, el parque (ya se acerca a jugar con otros niños), comidas con familiares y amigos. Ha empezado a interactuar jugando con sus primos, con los compañeros de clase, se despide de las personas antes de irse y expresa algunas de las emociones que siente (sonríe cuando está feliz o cuando le hacen pequeñas bromas).

 Nosotras hemos podido observar que el centro ecuestre empieza a ser un entorno seguro para él ya que cuando se baja del caballo bromea con el padre y juega con los perros, cuando antes lo que hacía era quedarse detrás de los padres agazapado esperando a que termináramos de hablar.

 Todavía queda un largo/medio recorrido por cabalgar con Fran pero gracias a la ilusión y al chorro de autoestima que el trabajo con el caballo está generando en él, seguro que logrará superar todos sus miedos y alcanzará todos los objetivos que persiga.”